Los sistemas de frenado hidráulico son una tecnología muy antigua que lleva más de 80 años. ¿Puede ser mejor? Si.
Esto es lo que ofrece el fabricante de equipos ZF con un sistema eléctrico. Siempre hay discos de freno, con pinzas multipistón para empujar las pastillas contra los discos. El cambio es que estos pistones ya no están controlados por energía hidráulica, sino por un pequeño motor eléctrico. Como resultado, el sistema no requiere líquido de frenos, lo que es una ventaja sustancial en sí misma. Es más barato y menos voluminoso, incluso si una manguera de líquido de frenos mide solo 5 mm.
Esto también se conoce como freno por cable (by wire), porque cuando el conductor presiona el pedal del freno, envía una corriente eléctrica a las ruedas. Al freno por cable ya lo hemos visto en múltiples prototipos en ferias comerciales, pero ZF es el primer gran OEM mundial en ofrecer un sistema de este tipo a todos los fabricantes.
Es más barato y sencillo, pero ZF también dice que su sistema es más eficiente y puede aumentar la autonomía de un coche eléctrico.
La potencia de frenado no cambia, y un coche con este sistema de frenado eléctrico no frenará mejor que uno con un sistema hidráulico convencional. Lo que está evolucionando es la posibilidad de modulación. En un coche eléctrico, siempre es muy complejo combinar la frenada hidráulica convencional, con la posibilidad de invertir la propulsión eléctrica para que se convierta en un regenerador, y recupere parte de la energía perdida durante la frenada.
Aquí es donde el sistema ZF resulta útil, ya que será mucho más fácil combinar 2 sistemas eléctricos. Será posible aumentar la proporción de la acción de frenado llevada a cabo por la regeneración y reducir el de la frenada normal. Pero nadie sueña con aumentar la autonomía mucho de esta manera. Si ganamos un 2%, ya será hermoso.
Héctor Daniel Oudkerk
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