Toyota lanzó la quinta generación de sus motores híbridos con el rediseñado Corolla. Motor eléctrico, batería, transmisión… cada elemento ha sido sutilmente mejorado, dando como resultado un menor consumo de combustible y una mayor potencia.
El Toyota Corolla de duodécima generación acaba de tener un muy ligero restyling, que esconde una evolución más importante bajo el capot. El compacto japonés inaugura en efecto la quinta generación de propulsores híbridos de Toyota, que se inició con el primer Prius sopló recientemente sus veinticinco velas. Fiel a la filosofía de mejora continua con pequeños toques tan queridos por las marcas japonesas (el kaizen), los japoneses han mejorado sutilmente cada componente del sistema para una ganancia de rendimiento discreta pero notable.
Sin revelar cifras, Toyota anuncia una batería de iones de litio cuyo peso se ha reducido en un 14% y la potencia aumentada en la misma cantidad. Situado bajo los asientos traseros, este acumulador se beneficia del nuevo sistema de refrigeración que su tamaño compacto ha permitido instalar. Toyota promete un funcionamiento más silencioso y una vida más larga. El motor eléctrico también ha visto subir su potencia. Ahora ofrece 95 CV junto al motor 1.8, que pasa de 122 a 140 CV combinados, y aporta 113 CV al conjunto 2.0, que pasa de 184 a 196 CV.
Un nuevo proceso de bobinado del estator ha reducido el tamaño del motor eléctrico, que ahora está integrado en la transmisión. Así, se anuncia que el conjunto del transeje será un 15 % más ligero que antes, lo que también implica el uso de nuevos materiales. La transmisión CVT incorpora engranajes de tamaño reducido, pero cuyos dientes rediseñados ofrecen más superficie de contacto según Toyota. El nuevo diferencial es más pequeño y ligero que el anterior. El uso de un aceite menos viscoso permite un mejor rendimiento a través de una fricción reducida. También se ha mejorado la unidad de control electrónico de potencia.
Este conjunto de optimizaciones dota al Corolla de una mayor autonomía “cero emisiones” y, por tanto, de un menor consumo de combustible, así como de sus emisiones de CO2.
El consumo promedio es de 4,4 l/100 km para el 1.8 y 4,6 l/100 km para el 2.0. Además, la ganancia de potencia se mide la aceleración: – 1,8 s para pasar de 0 a 100 km/h para el Corolla 1.8 (9,1 s) y – 0,5 s para la versión 2.0 (7,4 s).
Toyota quería mejorar las sensaciones de conducción. El efecto «ciclomotor» al acelerar se ha reducido ligeramente gracias a la mayor potencia del motor eléctrico y una mejor capacidad de respuesta del motor de combustión interna en la aceleración, lo que permite sincronizar mejor la velocidad del motor con el control. A velocidades de autopista, el cuatro cilindros funciona a menor velocidad. El sistema de navegación conectado del automóvil presenta nuevas funciones predictivas. Puede reconocer una zona de desaceleración en una ruta recorrida regularmente para optimizar allí la regeneración de la batería. Lo mismo ocurre cuando se planifica una ruta, en relación con la ruta pero también con las condiciones de tráfico previstas.
Como se indicó anteriormente, estos cambios no transforman la experiencia que ofrece el Corolla. No obstante, refuerzan algunas de sus cualidades, y la llegada de esta hibridación de quinta generación abre el camino a futuros desarrollos. Queda por ver si vendrá un Toyota híbrido de sexta generación, y si el fabricante de automóviles decidirá ahora pasar a los totalmente EV.
Héctor Daniel Oudkerk
Deja tu comentario