La nueva reglamentación es más sencilla ya que en la próxima temporada del Campeonato IMSA todos los inscritos en la clase LMP2 correrán con chasis ORECA 07 y utilizarán motores Gibson V8.
Al entrar en vigencia la nueva clase GTP, los prototipos de la clase inferior LMP2 tendrán más restricciones y entre ellas destacan una menor potencia, peso adicional, mayor tiempo de parada en boxes y solo dos configuraciones aerodinámicas.
En la directiva técnica se advierte que los motores V8 Gibson tendrán una brida de aire de 35 mm y además sus revoluciones por minuto estarán limitadas a ocho mil, desde la primera hasta la quinta velocidad, en tanto aumentará a 8500 en la sexta. Hasta la pasada temporada, el limitador de revoluciones se había establecido en 8700 RPM en todas las marchas, así que eso concede una idea de la ralentización en lo que respecta a la mecánica. Esto si bien limita las prestaciones tiene su contraparte en que la ya excelente confiabilidad de los V8 británicos se verá aún más mejorada y pueden dar «alguna» sorpresa por ese lado a los GTP.
Por otra parte, el año que viene todos los LMP2 deberán presentarse a competir con un peso mínimo de 950 kilos, un aumento de 10 en comparación con la pasada temporada. Además, el tiempo mínimo de pit stop será de 40 segundos, seis más que la actual, lo que representa una mayor demora al pasar por los boxes.
En lo que respecta a la configuración aerodinámica, en esta ocasión los equipos tendrán dos opciones distintas, una para la zona delantera y una para la trasera.
En las recientes pruebas organizadas por la IMSA en los circuitos de Road Atlanta y Daytona, los equipos preseleccionados por la organización rodaron con varias modificaciones y tras un proceso de evaluación fueron seleccionadas y aprobadas las que ahora figuran en el reglamento técnico.
Con respecto a las clases GTP, GTD Pro y GTD, la IMSA deberá esperar para el mes de enero cuando en el tradicional Roar Before determine el primer Balance of Performance de la temporada.
Héctor Daniel Oudkerk
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