Sistema patentado por Tesla emplea un único brazo vertical que se desplaza por el cristal en sentido horizontal

Como muchos otros inventos que han logrado convertirse en imprescindibles para la vida cotidiana, la historia del limpiaparabrisas está plagada de conflictos, como ha sucedido en muchas otras ocasiones con ideas que en primera instancia fueron rechazadas pero luego ocuparon su lugar con peso propio. 

Mary Anderson 

Lamentablemente y no por ser mujer, la historia de Mary Anderson como la de muchos otros inventores que sufrieron la prepotencia de las corporaciones fabricantes de vehículos, es casi desconocida por la mayoría de las personas. Anderson estaba fascinada por la era de los automóviles y casi por casualidad, vio en su mente la manera de resolver un problema o limitación que hasta ese momento los conductores tomaban como algo normal y parte del vehículo que conducían: Cuando el parabrisas se ensuciaba detenían el auto, se bajaban y lo limpiaban. Claro que esto no exceptuaba al conductor de tener que bajarse una docena de veces en caso de una tormenta de nieve o lluvia, lo que hacía también estragos en su ropa.

Ford T 1921 con limpiaparabrisas

En 1903, durante un viaje de su ciudad natal Alabama hacia Nueva York, Mary Anderson vio cómo los conductores se bajaban constantemente a limpiar los parabrisas durante una nevada, lo que le pareció ridículo entendiendo que el concepto del automóvil de esos tiempos era el de brindar comodidad a quien pudiera adquirirlo. Así es como comenzó a elaborar diseños caseros en papel de un dispositivo que pudiera ser activado desde el interior del vehículo para despejar el parabrisas.
En 1904 Anderson se acercó a la oficina de patentes de Nueva York e inscribió un sistema de brazo giratorio con una lámina de goma en su cuchilla, la cual se apoyaba sobre el parabrisas y era manejada desde el interior del vehícuilo con una palanca manual. Este invento fue patentado como “Brazo giratorio para despejar el parabrisas”. La patente fue publicada en 1905 y efectivamente funcionaba y podía ser replicado a bajo costo para la producción masiva.
Para 1913, todos los vehículos de uso particular poseían limpiadores de parabrisas mecánicos, rediseñados por las propias compañías fabricantes de automóviles y luego de que la patente de Mary Anderson caducara dentro de un cajón sin ser utilizada ni reconocida nunca en la historia por ningún fabricante.
Pasaron 50 años para que el brazo mecánico de Anderson volviera a convertirse en polémica. En 1964 el ingeniero estadounidense Robert Kearns inventó y patentó una decisiva mejora, el limpiaparabrisas intermitente. Según su análisis como inventor, la necesidad de pausar la frecuencia de barrido del limpiaparabrisas se debía a que el movimiento contínuo dificultaba y distraía al conductor en su visibilidad. Esta pequeña pausa de 4 segundos que diseñó simulaba el parpadeo de un ojo y relajaba al conductor.

Robert Kearns vs Ford Motor Company

El desarrollo consistía en un sistema diseñado con componentes eléctricos estándar. El ritmo de los limpiaparabrisas era regulado mediante la carga de un condensador que retenía el movimiento. Cuando la carga alcanzaba un cierto voltaje, el condensador se vaciaba y esto producía la activación del motor eléctrico del limpiaparabrisas por un ciclo.
Así como le pasó a Anderson, cuando decidió ir a mostrar su invento a la empresa Ford (empresa que admiraba y en la que confiaba profundamente, además de considerarla un ejemplo de la   industria americana,  según comentó su hija en una entrevista), estos lo desestimaron por considerarlo poco práctico. Bajo el argumento de que una patente que no se diferencia mucho del invento original es considerada “poco práctica” para implementarse en un vehículo, Ford robó la idea de Kearns y lanzó en 1969 su primer coche con limpiaparabrisas intermitente.
Robert Kearns sintió un gran dolor por la traición y desde ese día dedicó todo el resto de su vida a lograr que las compañías que robaron su invento (compuesto por más de 30 patentes lo que hacía que el argumento de Ford sobre la “idea poco original” no tuviera sustento) pagaran por el error cometido.
Bob era un hombre astuto y muy capacitado: Era un talentoso violinista, trabajó en inteligencia para la CIA durante la Segunda Guerra Mundial y tenía dos títulos de ingeniería eléctrica (Detroit y Wayne University) y un doctorado  en el Case Institute of Technology predecesora de la Case Western Reserve University.
Durante los siguientes 20 años se dedicó a luchar contra los ejércitos de abogados de estas corporaciones para lograr el reconocimiento a su invento, logrando que Ford pagara 10 millones de dólares por el plagio y Chrysler otros 15 millones de dólares...pero esto no le llegó a Kearns en vida (falleció de cáncer en 2005)  por lo que no logró su objetivo de ver a estas empresas admitir que habían robado su idea. Su titánica lucha contra estas compañías fue retratada en la película “Destellos de Genialidad” (Flash of Genius) de 2008, donde Greg Kinnear (John F. Kennedy en la miniserie “The Kennedys”) interpreta a un astuto Robert Kearns en su lucha contra la burocracia jurídica de los Estados Unidos de esa época.

 Héctor Supicci Sedes incorporó a su Ford un sistema de lavaparabrisas

Los sistemas limpiaparabrisas no han evolucionado demasiado desde su aparición en 1903 ( Esta idea ha mejorado su calidad y eficiencia a lo largo de los años como cuando en 1939 el piloto uruguayo Héctor Supicci Sedes incorporó a su Ford un sistema de lavaparabrisas con bomba, o cuando Ferrari en el 330P de 1964 utilizó el pantógrafo para evitar que floten antes las altas velocidades de LeMans), pero la realidad es que el concepto de funcionamiento se mantiene intacto desde entonces.

Ferrari 330P en LeMans usando limpiaparabrisas con pantógrafo

En Tesla parecen haber encontrado una nueva forma de entender este elemento de vital seguridad, un nuevo sistema limpiaparabrisas patentado por Tesla que de llegar a las calles podría ser toda una revolución.

Según ha descubierto Jalopnik al analizar unas patentes de Tesla, la idea del fabricante californiano reside en la reinvención de cómo transmitir el movimiento al brazo limpiaparabrisas. Seguimos contando con un brazo limpiaparabrisas, pero en lugar de emplearlo a través de un movimiento semicircular descrito por un mecanismo que combina engranajes, brazos y al menos un motor eléctrico, la idea de Tesla simplifica mucho más todo.
El sistema patentado por Tesla emplea un único brazo vertical que se desplazaría por el cristal en sentido horizontal para así cubrir el máximo espacio posible. Este movimiento en lugar de basarse en un riel con un motor y unas correas, emplea un carril por donde mediante el uso de un campo electromagnético se conseguiría el desplazamiento de las guías que mueven el brazo limpiaparabrisas. La variación de ese campo electromagnético permitiría adaptar la velocidad de desplazamiento del limpiaparabrisas, pudiendo así adaptar la velocidad de movimiento en función de las necesidades de barrido.

Esta idea según Tesla no solo permite cubrir una mayor superficie para mejorar la visibilidad, sino que añade menos complejidad y consumo energético.

Como principio de desarrollo es a todas luces un importante paso adelante, si bien el sistema arroja no pocas dudas en tanto al coste del sistema, su tolerancia a la acumulación de suciedad en el carril por el que se desplaza la guía del brazo y a las posibilidades del sistema para vencer la resistencia y tamaño que están alcanzado los brazos limpiaparabrisas con cristales cada vez más grandes. A todo ello hay que sumar el hecho de que, aunque se trata de un sistema que apenas ha evolucionado en décadas, los limpiaparabrisas convencionales consiguen una gran efectividad con un coste y complejidad muy reducidos. fuentes wikipedia,diariomotor, Tesla,