Luego de siete años de desarrollo, el proyecto Valkyrie de Aston Martin diseñado por Adrian Newey está terminado.
Se pudo ver a la Valkyrie estacionada en el pitlane del Circuito Internacional de Baréin, y fue imposible no quedar deslumbrado. Es una máquina pequeña y esbelta, con paneles de carrocería que conforman un exoesqueleto que saca ventajas del aire escondiendo gigantescos túneles venturi.
La cabina en forma de cápsula requiere para subir una técnica que solo conocen los pilotos de los prototipos de Le Mans. Una vez dentro, la posición de conducción con los pies en alto no es tan extrema, pero sin duda es especial.
Darle vida a Valkyrie digamos que es simple. Simplemente hay que presionar dos veces el botón «Engine Start/Stop» montado en el volante para activar las distintos componentes electrónicos, luego pisar el freno y presionar nuevamente para que arranque el V12.
La asistencia del motor eléctrico hace que ponerla en movimiento sea sencillo, pero el tren motriz se despierta desde el primer apretón del acelerador. El V12 desarrollado por Cosworth es absolutamente espectacular, pero no olvidemos que también desplaza 6,5 litros. Aumentado por un sistema híbrido de batería desarrollado por Rimac, hay un plus siempre que lo necesite. El ruido que emite es importante pero el efecto amortiguador del casco y los necesarios tapones para los oídos lo disminuye.
La dirección es lo suficientemente tranquila, el pedal del freno es firme, pero no tan duro como el de un auto de carrera y con una progresión adecuada para ayudar a regular el esfuerzo del pedal.
Para Newey, la aerodinámica extrema y la suspensión activa siempre fueron de la mano. Su solución combina muelles y amortiguadores con un sistema de barra de torsión accionado por potentes sistemas hidráulicos, que sirven para manipular activamente la precarga de la suspensión, contrarrestar las cargas verticales generadas por la aerodinámica y dotar a Valkyrie de activos anti-hundimiento.
En teoría, la suspensión activa podría hacer permanecer al auto plano como una tabla, pero sería completamente insensible en términos de retroalimentación del conductor. Para proporcionar al conductor señales sensoriales, la suspensión del Valkyrie se ha ajustado para rolar un poco mientras se mantiene un grado de control de la carrocería mucho mayor que el de un automóvil pasivo.
Para proteger sus neumáticos, el Valkyrie descarga la carga aerodinámica a alta velocidad. Bajo potencia, esto significa no exceder un pico sostenido de más de 600 kg. Esa cifra aumenta a 1100 kg durante eventos de frenado desde V-max hasta los 220 kph.
Sus capacidades como automóvil de calle son algo que habría que ver. De por si el tremendo ruido interior es un problema importante. La banda sonora de un superdeportivo debería ser una fuente constante de placer, algo de lo que sin duda te privarán los auriculares con cancelación de ruido que hay que usar. Por ahora, la Valquiria es un enigma en desarrollo.
Con 2,5 millones de libras esterlinas (3.000.000 u$s), la Valquiria no tiene rival directo. El AMG One es el competidor obvio, pero sus problemas con la confiabilidad son motivo de gran preocupación. Quizás el más cercano en términos de pedigree y atractivo es el T.50 de Gordon Murray, que aplicó su propio genio a la tarea de crear el hypercar de alta carga aerodinámica definitivo.
Héctor Daniel Oudkerk
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