Sébastien Bourdais  al volante del Ford GT LM GTE con el  #66.

Una auténtica pesadilla… En eso se convirtió ayer el Circuito de Daytona durante las últimas horas de las 24. Las banderas amarillas e incluso la roja terminaron por hacer acto de aparición en una pista completamente anegada que estaba viviendo una cantidad de errores y salidas de pista. La búsqueda de las referencias de frenada se hacía casi imposible, llegando a ver cómo los coches se apelotonaban uno tras otro en la larga escapatoria de la primera curva, afortunadamente lo suficientemente ancha como para evitar choques en cadena.    
Fue precisamente en este tipo de condiciones cuando las manos y los talentos más expertos brillaron por encima del resto. No solo Fernando Alonso supo “navegar” en este tipo de situaciones, sino que otros pilotos se destacaron como auténticos seguros en un asfalto que ya era lo más parecido a un río. Sébastien Bourdais fue uno de ellos al volante del Ford GT LM GTE con el  #66. El francés dio todo un recital en estas condiciones, consiguiendo tener el tacto suficiente con el pedal del acelerador y la paciencia necesaria con el del freno para poder completar un stint que a buen seguro no se le olvidará jamás.     

Más allá de esta actuación, no fue un buen fin de semana para la firma del ovalo, especialmente después de confirmarse que la otra unidad, la #67 de Ryan Briscoe-Richard Westbrook-Scott Dixon se quedaba sin el tercer escalón del podio después de recibir una penalización durante una de las paradas en boxes.                                                                                                                                      Es de preguntarse si los constructores no sacrificaron el diseño de los limpiaparabrisas en post de una mejor aerodinámia cuando no se usan…pero llega la lluvia y a 300 km/h hacen falta tal vez como hace tiempo en LeMans algo especial como los de pantógrafo de origen aeronáutico. 

Ferrari P2 en LeMans con limpiaparabrisas para alta velocidad.